Hoy 30 de enero, un año
más, celebramos en la escuela el día de la paz y la no violencia.
Convencidos de que podemos
cambiar el mundo y hacer de él un lugar
donde vivir mejor, queremos llevar nuestros mensajes de paz por tierra, mar o aire…a todos los
rincones de la tierra.
No queremos que sea
el objetivos de un solo
día; la paz se construye a diario
y nos proponemos como meta, convivir en
paz y sin violencia el resto del año; y
no es tarea fácil.
La paz no es sólo ausencia
de guerras, ya lo hemos dicho en otras ocasiones. Y siguiendo el lema que nos
une este año somos mensajeros de la paz,
eslabones libres de la misma cadena. Cadena que transporta un mensaje de
esperanza y que se hace más fuerte y más sólida cuanto más larga es.
Por Aire tierra y mar, nuestro deseo de paz va
recorriendo los caminos. Decía la madre Teresa de Calcuta que la ruta más
rápida es el camino correcto, la cosa más fácil equivocarse; pero no por ello debemos
abandonar. Hay que perseverar, y entre todos seremos capaces de construir un mundo mejor.
No está en nuestras manos
mover una montaña, ni detener la lluvia, ni tan siquiera parar una guerra. Pero
sí en las batallas que libramos a diario en nuestras casas, en la calle, en la
escuela, con los amigos. Y combatir con paz, sin violencia, pues la violencia
solo genera más violencia.
La paz es poderosa paloma
mensajera , incansable viajera , solitaria en muchos viajes.
Intentemos ser mejores, la
dificultad está en comenzar, en decidirnos a hacerlo; pero una acción sencilla
está a nuestro alcance…en vez de reñir…jugar juntos…en vez de protestar
colaborar.
Pongamos un poco de paz en
lo cotidiano….y será el comienzo de una nueva era.
Texto y fotos: Pepa Cid
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