EL RELOJ DE LA TORRE
Caminaba con
paso firme y el eco de sus pisadas resonaba con suave cadencia por todo el
espacio. La calle estaba desierta, los comercios cerrados.
Solo las
palomas de la torre, con sus revoloteos y sus escandalosos graznidos parecían
ser las únicas que detectaban su presencia.
En el reloj
de la torre estaban a punto de dar las cuatro. Y justo cuando empezó a sonar su
triste melodía, como campana de iglesia que anuncia entierro, espesas nubes
grises taparon el sol radiante que quedaba tras la torre.
La postal
era perfecta, se quedó extasiada mirando el prodigio. Un haz de rayos luminosos
se proyectaba en todas direcciones, dando al improvisado cuadro un contraste
perfecto de luces y sombras, como si de una imagen del génesis se tratara.
No sabía cuánto
tiempo había pasado. Ya no sonaban las
campanas. Sus manos se habían quedado ancladas en su bolso, intentando sacar el
móvil para captar el momento.
…cuando
reaccionó…el reloj ya marcaba…las cuatro y cuarto…y las nubes seguían tapando
el sol radiante que quedaba tras la torre.
Texto y foto de Pepa Cid
Texto y foto de Pepa Cid
Es precioso Pepa, cuanta sensibilidad tienes! felicidades cariño
ResponderEliminarWoooowwwww me a deslumbrado los rayos, la postal y el relato :D Besos !!!! Amiga !!! :D
ResponderEliminarBellísima imágen, impresionante descripción del momento, Gracias Pepa
ResponderEliminar