lunes, 23 de abril de 2012



EL RELOJ DE LA TORRE

Caminaba con paso firme y el eco de sus pisadas resonaba con suave cadencia por todo el espacio. La calle estaba desierta, los comercios cerrados.
Solo las palomas de la torre, con sus revoloteos y sus escandalosos graznidos parecían ser las únicas que detectaban su presencia.
En el reloj de la torre estaban a punto de dar las cuatro. Y justo cuando empezó a sonar su triste melodía, como campana de iglesia que anuncia entierro, espesas nubes grises taparon el sol radiante que quedaba tras la torre.
La postal era perfecta, se quedó extasiada mirando el prodigio. Un haz de rayos luminosos se proyectaba en todas direcciones, dando al improvisado cuadro un contraste perfecto de luces y sombras, como si de una imagen del génesis se tratara.
No sabía cuánto tiempo había pasado.  Ya no sonaban las campanas. Sus manos se habían quedado ancladas en su bolso, intentando sacar el móvil para captar el momento.
…cuando reaccionó…el reloj ya marcaba…las cuatro y cuarto…y las nubes seguían tapando el sol radiante que quedaba tras la torre. 


Texto y foto de Pepa Cid

3 comentarios:

  1. Es precioso Pepa, cuanta sensibilidad tienes! felicidades cariño

    ResponderEliminar
  2. Woooowwwww me a deslumbrado los rayos, la postal y el relato :D Besos !!!! Amiga !!! :D

    ResponderEliminar
  3. Bellísima imágen, impresionante descripción del momento, Gracias Pepa

    ResponderEliminar